El fenómeno de reclutamiento, recruitment, es una distorsión en la intensidad de la sensación sonora. Consiste en, que para una misma intensidad de sonido el oído percibe una sensación sonora mayor de la que debiera, es decir, el oído con reclutamiento tiene una sensación sonora mayor que la de un oído sano para un sonido de idéntica intensidad. Es la distorsión propia de las hipoacusias neurosensoriales de origen coclear o cocleopatías. Al lesionarse las células ciliadas externas, cuya función es amplificar los sonidos de poca intensidad, se dejan de percibir los sonidos débiles, por lo que solamente los sonidos de intensidad fuerte, que estimulan directamente las células ciliadas internas, se perciben con normalidad. De esta forma se ve reducido en campo auditivo originando el reclutamiento (1).
El oído con el neuroepitelio lesionado tiene una respuesta paradójica. ¿Qué mecanismo produce este fenómeno? Existen muchas teorías. Según la teoría de Tumarkin y la de Kobrak el reclutamiento se basa en el funcionamiento de las células ciliadas del Órgano de Corti mostrando que los filamentos de esas células se encuentran en contacto Íntimo con la membrana tectoria, las células externas estarían formando un arco, mientras que las internas se alinean en una recta. Como éstas se encuentran cerca de la inserción de la membrana basilar sobre la lámina espiral resultan menos móviles que las externas. Si este grupo está lesionado, no habrá excitación y por lo tanto no hay audición, pero si el sonido es intenso, se pondrán en movimiento los cilios de las células internas que poseen la función de excitarse a grandes intensidades. En este caso la respuesta sería la misma que si se excitasen las células de Corti de un oído normal.
Cualquier anormalidad del órgano de Corti alteraría la sensación de intensidad por desajuste entre los mecanismos de amortiguación del oído medio y ajuste del oído interno. De esta forma se produciría la distorsión de la intensidad o sea el reclutamiento auditivo. Si las células externas están lesionadas, hará falta una mayor cantidad de estímulo para llegar a excitar a las internas; pero una vez alcanzada esa excitación, sólo sería necesaria una pequeña cantidad de energía añadida para estimular la célula. El oído con el órgano de Corti lesionado habrá perdido la capacidad de resolución, pero las células internas, tendrían la facultad de detectar pequeños aumentos de estímulo.
Las causas más comunes del reclutamiento auditivo incluyen:
1. Exposición a ruidos fuertes: La exposición prolongada o repetida a ruidos fuertes, como en entornos ruidosos o debido a actividades recreativas o laborales ruidosas, puede dañar las células ciliadas y causar reclutamiento auditivo.
2. Trauma acústico: Un único evento traumático, como una explosión o un ruido extremadamente fuerte, puede dañar las células ciliadas y provocar reclutamiento.
3. Envejecimiento: La pérdida auditiva relacionada con la edad (presbiacusia) puede llevar al reclutamiento auditivo a medida que las células ciliadas se dañan con el tiempo.
4. Ototoxicidad: Los fármacos ototóxicos pueden dañar las células ciliadas externas y provocar pérdida auditiva con reclutamiento.
5. Enfermedades del oído interno: Ciertas afecciones médicas que afectan el oído interno, como la enfermedad de Ménière pueden causar reclutamiento auditivo.
6. Factores genéticos: En algunos casos, el reclutamiento auditivo puede tener un componente genético y estar presente desde el nacimiento o desarrollarse con el paso de los años.
Es importante señalar que el reclutamiento auditivo puede variar en intensidad y características según la causa subyacente y el grado de pérdida auditiva de cada individuo.
La pérdida auditiva afecta a individuos en todas las culturas; es el cuarto factor principal de años vividos con discapacidad en todo el mundo, afectando al 6% al 8% de la población mundial. Además, la carga de la enfermedad está aumentando. En 1985, las estimaciones iniciales de pérdida auditiva global se situaban en 42 millones de personas. Desde entonces, la esperanza de vida ha aumentado y los cambios sociales han hecho que la pérdida auditiva debido a la exposición excesiva a ruidos fuertes y a fármacos ototóxicos sea más común. Las causas infecciosas y otras causas de pérdida auditiva continúan en aumento. Estos factores, junto con una tecnología mejorada para detectar la pérdida auditiva, requieren que los profesionales se mantengan actualizados frente a un problema en crecimiento. Las estimaciones más recientes indican que medio billón de personas sufren actualmente de pérdida auditiva discapacitante en todo el mundo (2).
Los pacientes con reclutamiento auditivo pueden notar varios síntomas y sensaciones auditivas anormales. Estos síntomas suelen estar asociados con la forma en que su audición se ve afectada por el reclutamiento, que es un fenómeno en el que los sonidos de baja intensidad se perciben como desproporcionadamente fuertes o incómodos. Algunos de los signos y síntomas comunes que pueden experimentar los pacientes con reclutamiento auditivo incluyen:
1. Hiperacusia: Los sonidos que son normales para las personas con audición normal pueden ser extremadamente molestos o dolorosos para alguien con reclutamiento auditivo.
2. Discomfort o dolor auditivo: Los sonidos moderados o incluso suaves pueden resultar incómodos o dolorosos para el paciente.
3. Distorsión auditiva: Los sonidos pueden parecer distorsionados o alterados, lo que dificulta la comprensión del habla o la percepción de los sonidos en su forma original.
4. Sensibilidad al ruido: Los ambientes ruidosos pueden ser especialmente molestos y abrumadores para las personas con reclutamiento auditivo.
5. Dificultad para discriminar el habla: Pueden tener problemas para distinguir las palabras en ambientes ruidosos o con varias fuentes de sonido.
6. Dificultad para ajustar el volumen: Ajustar el volumen de los dispositivos auditivos puede ser complicado debido a la percepción anormal del sonido.
7. Desencadenantes específicos: Algunos sonidos específicos pueden desencadenar una respuesta más fuerte y desagradable debido al reclutamiento auditivo.
Desde hace años se viene estudiando el por qué existen personas con hipoacusia que no toleran los ruidos intensos, ni las voces fuertes. Pohlman y Kranz son los primeros autores que en 1924, publican sobre este tema, pero de forma empírica y sin datos de verdadero interés. En el año 1936, Fowler es quien utiliza por primera vez el término de Reclutamiento para denominar esta distorsión en la percepción del volumen y defiende que el reclutamiento es un fenómeno paradójico basado en la capacidad que poseen algunos oídos hipoacúsicos de no percibir el sonido a intensidades normales, mientras que por encima del umbral tienen capacidad para oír igual o aún mejor.
El reclutamiento auditivo es una condición que afecta a aquellas personas con daño en las células sensoriales del oído interno donde existe una percepción anormal del volumen de los sonidos y la amplificación de los mismos es más rápida y acentuada de lo normal. Los sonidos, por tanto, se vuelven incómodamente fuertes y distorsionados, dificultando la comunicación y afectando a la calidad de vida de quienes lo experimentan.
El diagnóstico del reclutamiento auditivo implica una evaluación auditiva exhaustiva realizada por un audiólogo. Este llevará a cabo varias pruebas para determinar la naturaleza y el grado de pérdida auditiva, así como para identificar la presencia de reclutamiento.
Las pruebas de audiometría tonal y verbal o de discriminación auditiva son fundamentales para evaluar el reclutamiento. La audiometría tonal ayuda a determinar el nivel de audición de una persona en diferentes frecuencias, mientras que la prueba de discriminación auditiva evalúa la capacidad del paciente para distinguir diferentes tonos y entender el habla en diferentes niveles de intensidad.
Una vez que se ha confirmado la presencia de reclutamiento, el audiólogo trabajará con el paciente para determinar el grado y características del reclutamiento en su caso particular. Existen diferentes test específicos para su diagnóstico:
a) Test de Jerger o SISI test: Es la prueba más utilizada. SISI es el acrónimo inglés de “Índice de sensibilidad a incrementos cortos” (Short Increment Sensitivity Index). Esta técnica está basada en la utilización de pequeños estímulos relativamente mantenidos y sin ningún ritmo, no se emplean estímulos modulados sucesivos, haciendo desaparecer de esa forma la sensación de golpeteo que nota el paciente con la modulación. En ella se hace oír un sonido continuo de una determinada frecuencia unos 20 dB por encima del umbral auditivo durante 2 minutos y cada 3-5 segundos (a intervalos irregulares para que no haya aprendizaje) se aplican pequeños incrementos de tan solo 1 dB y con una duración de 0,2 s. El sujeto debe identificar estos pequeños incrementos, anotándose el porcentaje de aciertos para cada frecuencia testada. Las frecuencias que se estudian son las que han mostrado umbrales auditivos elevados en la audiometría tonal. Los resultados se pueden representar en una gráfica denominada sisigrama y anotaremos en él, el porcentaje de incrementos sobre una serie de 20 de 1 dB de intensidad, el nº resultante, lo multiplicaremos por 5 para hallar dicho porcentaje. Se interpretan de la siguiente manera:
■ < 20% de aciertos: reclutamiento negativo;
■ 20-60% de aciertos: resultado dudoso;
■ > 60% de aciertos: reclutamiento positivo;
En hipoacusias cuyas frecuencias sean poco pronunciadas de alrededor de 40 dB o menos, se utilizará un tono fijo de 25 o 30 dB, en lugar de los 20 habituales. El aumento de intensidad hace que el paciente lo perciba con mayor claridad. En sorderas profundas (de 90 100 dB) nos conformaremos con presentar el tono sólo 10 dB por encima.
Cuando el paciente haya contestado correctamente los diez o quince últimos incrementos de intensidad, es conveniente continuar con cinco o diez más y luego nos quedamos con los últimos 20 aplicados y se considera que el paciente presenta reclutamiento si es capaz de señalar el 70 % de modulaciones.
b) Test de Fowler o de equiparación binaural de volumen: Es un test que no siempre se puede utilizar, pues se precisa que haya una diferencia mayor de 30 dB entre los umbrales tonales aéreos de ambos oídos (sin que tampoco exista una hipoacusia profunda) y que el oído más sano presente un umbral menor de 25 dB. Consiste en comparar en una misma frecuencia la sensación sonora en ambos oídos. Para su ejecución se emite a ambos auriculares un sonido con la misma frecuencia pero a distintas intensidades. A intensidades bajas el oído con hipoacusia precisa de mayor intensidad que el oído normal para percibir la misma sensación. Según aumentamos la intensidad estas diferencias se van acortando hasta equipararse, lo que significa que existe reclutamiento o que el reclutamiento es positivo. Los resultados se anotan en una gráfica, en la que la normalidad coincide con la diagonal. Las pruebas de balance hay que realizarlas alternamente, primero por el lado mejor pasando rápidamente al otro para que el paciente equipare el sonido en ambos oídos. Se van anotando las respuestas en la línea de abcisas correspondiente a la frecuencia examinada, si no existe reclutamiento, las líneas serán paralelas, sin embargo, si existe reclutamiento, las líneas tenderán a juntarse, lo que nos indica que ha sido necesaria menos intensidad para tener la misma sensación en ambos.
c) Curva de Fones: Las curvas isofónicas se sacan de la comparación de todas las intensidades con el tono fundamental, o frecuencia 1024 Hz, para investigar el reclutamiento utilizaremos cada frecuencia comparada con el tono 1000 Hz. Se halla el umbral de audición, se aumenta 10 dB en el tono 1000 Hz y se va equiparando con todas las frecuencia y se hacen curvas con los resultados, que se compararán con las curvas isofónicas normales. Si no hay reclutamiento, las curvas seguirán el trazado normal, si lo hay las líneas tenderán a aproximarse.
d) Umbral de modulación. Prueba de Lüscher-Zwiloscki: Este método se basa en la posibilidad que tiene el oído de distinguir diferencias mínimas de intensidad aplicando un sonido modulado. El tono se interrumpe periódica y rítmicamente (lo que en telefonía se denomina bú-bú). Se vio que cuando el tono se interrumpe tres veces en un segundo de tiempo es cuando el oído es capaz de percibirlo mejor, se necesita un dispositivo especial de modulación y tiene el inconveniente de poder producir fatiga acústica. Cuando la diferencia es pequeña entre la intensidad de los dos tonos, se oye un solo sonido continuo.
La prueba se hace 40 dB por encima del umbral. Se halla el perfil audiométrico y se toma la frecuencia 1000 Hz y se elevan 40 dB sobre el umbral y se pide al paciente que nos avise cuando oye un tono modulado; con el control de modulación (tiene 6 divisiones correspondientes cada una a 1 dB), se comienza por el máximo de 6 dB y se va bajando de uno en uno, hasta que el paciente note un tono continuo. Se hace otra vez ascendiendo desde 0 para confirmar el resultado anterior, luego se continua de igual modo con el resto de frecuencias. Presentaremos un tono continuo entre las frecuencias 500 y 4000 Hz, +/- 30 dB por encima del umbral de audición con variaciones de 6 dB e indicaremos al paciente que nos haga saber cuando nota un cambio de intensidad, cuando haya cogido el hábito, variaremos la intensidad de 0,2 o 0,3 dB y anotaremos cuando el paciente note cada modificación de intensidad. Cuando el oído tiene reclutamiento, el paciente notará las variaciones en la intensidad a menos de 0,7 dB. Si el umbral de modulación está entre 0,7 y 1,5 dB la audición es normal. Si el umbral está entre 0,5 y 0,7 dB nos encontramos con un Reclutamiento parcial y si es menor de 0,5 dB el Reclutamiento es acusado.
e) Prueba de Denes-Naunton: Estos autores demostraron matemáticamente, mediante fórmulas que la modulación corresponde a tonos de distintas frecuencias. Aplican en el mismo oído dos tonos de igual frecuencia pero diferente intensidad, uno detrás del otro alternándolos y se van reduciendo hasta que ambos se perciban iguales. Esta prueba se efectúa con dos intensidades a 4 dB y a 44 dB sobre el umbral. Normalmente la sensación diferencial liminar es menor en las altas intensidades que en las bajas, por lo que en el oído normal se obtendrán valores mayores a 4 dB que a 44 dB, en presencia de reclutamiento se obtendrán valores mayores a 44 dB que a 4 dB. Esta prueba no se emplea actualmente por lo complicada que resulta.
Existen también diferentes pruebas diagnósticas con enmascaramiento entre las que destacan:
a) Prueba de Bruine-Altes Huizing: La prueba está basada en el hecho de que el enmascaramiento de un sonido, producido por otro, es más acentuado sobre las frecuencias agudas que sobre las graves al tono considerado. Consiste en buscar el umbral de un tono y enmascararlo con otro de frecuencia más grave. La presencia de reclutamiento se traduce por falta de paralelismo y convergencia en las líneas que van uniendo las intensidades hacia el eje de enmascaramiento. Aunque es una prueba sencilla, prácticamente no se utiliza porque los resultados no son tan evidentes como en otras.
b) Prueba de Langenbeck: Es una prueba que consiste en tomar una audiometría normal con ruido de fondo. Para la prueba se utiliza ruido blanco. Se aplican 20 dB de enmascarador sobre el umbral y se toma una audiometría. Se aumenta el ruido enmascarador en otros 10 dB y se repite la audiometría, así sucesivamente. Si existe reclutamiento, el ruido blanco tiene un efecto menos enmascarante en el oído normal.
c) Prueba de enmascaramiento por tono entrecortado de Bocca: Consiste en el ensordecimiento que un sonido pulsátil produce sobre el oído que está siendo excitado por el tono continuo. En sorderas sin reclutamiento hace falta que el sonido enmascarador tenga un golpeteo de 8 a 10 veces por segundo para enmascarar igual que el ruido continuo; en el caso de reclutamiento, no es necesario que la pulsación sea tan frecuente, pudiendo obtenerse el mismo enmascaramiento con la mitad de impulsos por segundo.
d) Método de Miskolczy- Fodor: Se trata de la posibilidad de determinar el reclutamiento relacionado con la intensidad del estímulo. Se basa en los trabajos de von Békésy que fijó el tiempo necesario para acumular la energía de las sinapsis de la vía auditiva en 0,2 segundos. El oído normal necesita por lo menos 250 milisegundos para percibir el tono en el umbral-tiempo. Si existe reclutamiento son necesarios menos milisegundos para captar el tono.
Además, el test del reflejo estapedial o prueba de Metz nos sirve como prueba objetiva para determinar si existe reclutamiento cuando la diferencia entre el umbral del reflejo estapedial y el umbral de audición es inferior a 60 dB.
En ocasiones se pueden realizar otras pruebas complementarias adicionales como la impedanciometría, que mide la respuesta del oído medio a cambios de presión, para evaluar la función del oído y descartar otras condiciones.
Es importante destacar que el diagnóstico temprano y preciso del reclutamiento auditivo es esencial para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta condición auditiva.
El tratamiento está determinado por el tipo de hipoacusia, puede ser mediante audioprótesis convencionales o implante coclear en el caso en el que las primeras no den el rendimiento adecuado. Puede variar según la gravedad y las necesidades individuales del paciente. A continuación, se presentan algunas opciones comunes de tratamiento:
1. Ajuste de audífonos: los audífonos son dispositivos que amplifican el sonido para ayudar a las personas con pérdida auditiva. Para quienes experimentan reclutamiento auditivo, se requerirá un ajuste preciso y personalizado para evitar la amplificación excesiva y la incomodidad asociada. Los audífonos digitales modernos ofrecen opciones avanzadas de ajuste y pueden ser programados para adaptarse a las necesidades específicas de cada individuo.
2. Compresión de ancho ancho de banda: algunos audífonos cuentan con una función de compresión de ancho de banda, que ayuda a reducir el reclutamiento auditivo mediante la manipulación de señales sonoras, adaptándolas a los niveles de audición de cada paciente.
3. Terapia de reentrenamiento del tinnitus: el reclutamiento auditivo a menudo se asocia con el tinnitus, una percepción de zumbido o pitido en los oídos. La terapia puede ser beneficiosa en estos casos, ya que ayuda a los pacientes a adaptarse y a disminuir la percepción incómoda del ruido.
4. Implantes cocleares: para casos más graves de pérdida auditiva y reclutamiento, los implantes cocleares pueden ser una opción efectiva. Estos dispositivos electrónicos al estimular de forma directa el nervio auditivo, permiten una señal sonora más clara hacia el cerebro.
5. Educación y asesoramiento: es esencial que los pacientes reciban educación sobre su condición y aprendan estrategias para lidiar con ella en situaciones cotidianas. El asesoramiento también puede ayudar a abordar las preocupaciones psicológicas y emocionales relacionadas con la pérdida auditiva.
1. Gómez Martínez J. AUDIOMETRÍA TONAL LIMINAR Y SUPRALIMINAR. In: CYAN, Proyectos Editoriales SA, editor. Audiología, Ponencia Oficial de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cervico-Facial del año 2014. 2014. p. 89–95.
2. Brown CS, Emmett SD, Robler SK, Tucci DL. Global Hearing Loss Prevention. Vol. 51, Otolaryngologic Clinics of North America. W.B. Saunders; 2018. p. 575–92. .