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Autor/a:
Alex Colls
Hospital:
Clínica Sagrada Família / Centre Mèdic Congrés
ISBN:
978-84-09-19169-7

La otitis media serosa (OS)se caracteriza por la presencia de líquido no purulento, con integridad de la membrana timpánica sin signos y síntomas de infección aguda que origina una hipoacusia de transmisión. 

Se puede denominar otitis media exudativa, otitis media catarral, otitis media seromucosa, otitis media secretora, hydrops timpánico.

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La pared de la caja del oído medio está tapizada por mucosa, vasos y tejidos blandos, que va absorbiendo aire por la diferencia de presión entre las cavidades mastoideas y la caja, por lo que se requiere un aporte constante de aire, que se realiza a través de la Trompa de Eustaquio (TE), cuya función es la de igualar la presión del oído medio con el exterior.

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Cuando la TE se obstruye, se va creando una presión negativa en la caja, que si se mantiene producirá una hipertrofia de la mucosa y una metaplasia del epitelio dando lugar a la aparición de un trasudado estéril o líquido seroso que dependiendo de la duración de la misma se denominará otitis serosa aguda (menos de tres semanas), subaguda (de 3 semanas a tres meses) o crónica (mas de tres meses).

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La otitis serosa es una patología cuyo origen es multifactorial. En el niño, se produce básicamente por: 

  • Hipertrofia adenoidea

Infecciones de vías altas 

  • Alergias
  • Existencia de la amígdala de Gerlach (condensación de tejido linfoide en las proximidades de la apertura faríngea de la TE) 
  • Alteraciones de la misma TE 

La OS es una patología que afecta sobre todo a niños menores de 8 años, con una mayor incidencia entre los 6 meses y 2 años; sobre un 70% de los niños menores de 3 años sufre algún episodio de OS.

La bilateralidad es la regla en más de un 80% de los casos.


No hay factores genéticos que originen la OS, pero por factores anatómicos, se observa una mayor agregación de esta patología en miembros de una misma familia. Es por estos mismos factores anatómicos que la OS tiene mayor prevalencia en sujetos indios americanos y en esquimales.

Existen diferentes enfermedades congénitas a las que se asocia una mayor incidencia de las OS, ya se a por alteraciones craneofaciales que afecten a la disposición de la TE (Síndromes de Down, Crouzon, Pierre Robin, Apert o Turner), o por alteraciones de la función mucocicliar (fibrosis quística).

  • Hipoacusia transmisiva, que en el niño suele ser bilateral. El grado de pérdida dependerá de la viscosidad del exudado en la caja. En el niño pequeño se manifiesta con falta de atención que explican los padres o tutores. Los niños de una cierta edad manifiestan sensación de plenitud o taponamiento.
  • Otalgia: la otalgia sin fiebre puede ser otro modo de manifestación de la OS.
  • Otitis media aguda recidivante: cuando el cierre de la TE no es completo, en el líquido seroso que en principio es estéril, se pueden encontrar gérmenes de la vía aérea superior que pueden originar la infección. 
  • Otros síntomas poco frecuentes: como la parálisis facial en caso de conductos de Falopio dehiscentes o mareos.


El diagnóstico de las otitis serosas se basará en tres puntos:

  • Anamnesis: se buscarán posibles factores desencadenantes del cuadro y se realizará a los padres cuando el niño sea pequeño. Estos factores serán los síntomas adenoideos, los catarros recidivantes, sinusitis u otitis recidivantes. 
  • Otoscopia que se realizará con otoscopio o con microscopio y podremos objetivar la pérdida de transparencia de la membrana timpánica, con engrosamiento de la misma, aumento de la trama vascular, pudiendo adquirir desde una coloración amarillenta-marronosa hasta tonos grisáceo-azulados. En ocasiones, se pueden observar niveles hidroaéreos, que indican que la TE funciona parcialmente. 

Si se utiliza el espéculo neumático de Siegle, se puede observar la rigidez timpánica. 

En casos de tímpanos escleróticos en los que se dificulta el diagnóstico, se puede Realizar una paracentesis para confirmar la existencia de líquido en la caja. 

En estadíos avanzados, se observan retracciones timpánicas que pueden afectar a toda la membrana o sobre todo, a la región postero-superior. 

  • Pruebas audiométricas: importantes para valorar la importancia de la hipoacusia.

Audiometría tonal: por ser una prueba subjetiva, la realizaremos en niños a partir de 3-4 años que colaboren. Obtendremos hipoacusias de transmisión que serán mayores o menores en función de la viscosidad de la mucosidad del  oído medio. Podemos realizar también sobre los 3-4años un Peep-Show.

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Timpanometría: es la prueba objetiva mas fiable para demostrar la existencia de líquido en el oído medio y la podemos    realizar a cualquier edad. En el caso de OS obtendremos curvas aplanadas (tipo B) o con presiones negativas (tipo C).

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Evolución: En la mayoría de los casos, la evolución espontánea de la OS es la curación en unas semanas; se aconseja esperar como mínimo tres meses antes de decidir el drenaje del oído, ya que aproximadamente la mitad de los casos en unos 2 meses se normalizan. 

Hay una disminución progresiva de la prevalencia de esta patología en función de la edad, por el desarrollo de la TE, de la maduración del sistema inmunitario y de la mejora de los hábitos de higiene local. 

Los procesos de OS de larga evolución pueden tener consecuencias en el desarrollo del lenguaje, rendimiento escolar, secuelas auditivas y en el desarrollo general. La evolución espontánea de la OS cuando no se consiga la apertura de la TE será, a mayor o menor plazo, la retracción timpánica, la creación de bolsas de retracción, otitis adhesivas e incluso a la formación de colesteatomas. 

Las otitis adhesivas se caracterizan por la adherencia definitiva de la capa epitelial timpánica a la pared interna de la caja del tímpano. La capa media e interna del tímpano desaparecen, produciéndose la pérdida del espacio aéreo del oído medio. 

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El objetivo del tratamiento de la OS es el control de la enfermedad y evitar las complicaciones derivadas de ella, ya que la curación de esta patología se producirá con el crecimiento del niño o con el tratamiento de la causa de la obstrucción tubárica.

Tratamiento médico:    

  • Antibióticos: se han utilizado a dosis bajas y en periodos prolongados (mínimo 2 semanas)pero no consiguen el control de  la enfermedad, sino disminuir la incidencia de las otitis medias agudas. La amoxicilina es el fármaco más utilizado junto a  las cefalosporinas, pero la discusión está en que no hay buenos resultados y aumenta la  resistencia a los antibióticos. 
  • Antihistamínicos y descongestionantes: son los fármacos más utilizados, pero diversos estudios no muestran ningún  beneficio. Su utilización puede dar buenos resultados cuando la etiología de la OS es claramente de base alérgica. 
  • Corticoides: también se discute su eficacia sobre todo en el tratamiento sistémico ya que en el niño pueden producir  efectos adversos, siendo algunos de ellos muy graves como la supresión adrenal o necrosis avascular de la cabeza del  fémur.
  • Los corticoides tópicos intranasales también son utilizados junto al uso de antibióticos pero no muestran mejores  resultados que la antibioterapia sola.
  • Mucolíticos: tampoco hay trabajos en la literatura que avalen su eficacia.
  • Autoinsuflaciones tubáricas: utilizadas desde el siglo XVIII y puestas de moda por Scola en las últimas décadas con un  aparato diseñado especialmente para la disfunción tubárica, pero que tampoco ha demostrado su eficacia.

Tratamiento quirúrgico:

Cuando el tratamiento médico fracasa, sin conseguir evacuar la mucosidad del oído medio y recuperar la audición por un tiempo mínimo de dos o tres meses, el tratamiento de elección será la miringotomía con o sin colocación de drenaje transtimpánico asociado a la adenoidectomía. 

Los drenajes transtimpánicos suplen la función de la TE igualando la presión del oído medio con el exterior y produciendo una recuperación inmediata de la audición; la duración de los mismos suele ser de unos 6-12 meses y caen por migración epitelial. A más duración, más porcentaje de éxito ya que, con el crecimiento del niño, los cambios a nivel de la TE serán mayores. 

Pueden haber recidivas necesitando una segunda intervención hasta en un 35 % de los casos e incluso una tercera intervención hasta en un 10% de los casos. A partir de un tercer drenaje convencional (los más usados son los de Shepard, Donaldson, Goode y Paparella) se recomienda la colocación de los drenajes permanentes ( tubos en T). 

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